Por Andrés Vera Díaz
Desde hace cuatro meses comenzó más allá de las repudiables desapariciones forzadas que se han registrado de forma cínica e impune en México desde tiempos de Felipe Calderón, una tragedia nacional que motivó la catársis de los sectores con mayor conciencia social en este país.
Aunque desde algunos círculos políticos se ha tratado de politizar el asunto, como ese famoso spot del PRD en el que aparecen imágenes de los normalistas desaparecidos, hasta declaraciones pugnando por la renuncia de Peña Nieto – que dicho sea de paso sería lo idóneo- pero con el interés propio de la adquisición del poder público.
En tiempos electorales actuales, pareciera que ningún político quiso entrarle en Zacatecas a retomar el tema bajo el temor de que se interpretase como una bandera publicitaria, sin embargo, en las formas y hechos, la izquierda siempre ha navegado con la bandera del empoderamiento popular y la lucha de los derechos de la clase baja. En este sentido, los mal llamados líderes de izquierda en Zacatecas omitieron declarar aunque sea un esbozo de la trágica y repudiable situación.
Todos están más preocupados en prostituir sus doctrinas partidistas para el personaje que pueda proveerles votos para las próximas elecciones. Están en la dinámica del coito monetario para formar estructuras en municipios. Ni Geovanna Bañuelos, ni Saúl Monreal, ni Luis Medina, ni bueno, se entiende perfectamente porqué, Arturo Ortiz declararon una exigencia de solución total al caso Ayotzinapa. Tampoco sus respectivas organizaciones afines, a fines total, de trabajar por los amarres políticos, todo se traduce en establecer sus candidaturas, «ya veremos luego que tengamos algún cotito de poder», parafraseo.
Efectivamente hay grupos de intereses alrededor del caso, sería imposible blindarlo de los oportunistas corruptos (la complejidad es connatural a cualquier caso de esta naturaleza), pero las exigencias son válidas y su vida importa. Lo fundamental, además de la investigación penal, es comenzar a responder con la solución a los problemas de raíz: que las movilizaciones que piden justicia.
No podemos distraernos: sí hay solución para Ayotzinapa y no está en el campo criminal sino en el de la justicia social y la Seguridad Humana. Por eso, la izquierda zacatecana no es más que un resquicio ficcioso de esperanza so pretexto de «ya que logremos los puestos claves del poder público, haremos… cambiaremos… lograremos» y no parafraseo.
Así que, sería enriquecedor si los representantes de las izquierdas de ahora hicieran propia la responsabilidad histórica de quienes los precedieron. Un poco de modestia y de autocrítica no les saldría sobrando. Los jóvenes se los agradecerían y bueno sería que, alguien hiciera una encuesta a quienes de las izquierdas de ahora las representan tanto partidariamente como intelectualmente.
La crítica no debe ser sólo hacia el indolente, mediocre y corrupto gobierno de Miguel Alonso. Esa retórica ya no trasciende para sí.