Londres, Ing.- Amnistía Internacional (AI) denunció hoy las torturas, como abusos sexuales, que sufren cientos de mujeres iraquíes de la minoría yezidí al ser capturadas por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
En el informe «Escapar del infierno: tortura y esclavitud sexual en cautividad por el Estado Islámico en Irak», AI profundiza en los abusos que han sufrido y aún sufren muchas mujeres yezidíes al ser vendidas o regaladas a los miembros del EI, y que, entre otras cosas, son obligadas a abandonar sus creencias religiosas y convertirse al islám.
«Las vidas de cientos de mujeres yezidíes en Irak han quedado destrozadas por los horrores de la violencia y la esclavitud sexual durante su cautiverio por el Estado Islámico», dice en un comunicado la asesora de AI en situaciones de crisis, Donatella Rovera.
La comunidad yezidí, una minoría religiosa afincada en el Kurdistán -territorio repartido entre los Estados de Turquía, Iraq, Siria e Irán-, es seguidora de una antigua religión monoteísta preislámica.
Rovera puntualizó que muchas de esas mujeres son niñas, de unos 15 años o incluso menos, y denunció que el Estado Islámico utiliza el abuso sexual como arma, además de ser responsable de múltiples crímenes de guerra y contra la humanidad.
«Muchas de ellas han sido maltratadas y consideradas esclavas, incluso las que han conseguido escapar todavía presentan profundos traumas», dijo Rovera.
Uno de los principales traumas que afrontan al regresar a sus comunidades es que se dude de su honor debido al estigma que ronda alrededor del abuso sexual, y temen que ya no sean consideradas de igual forma en su círculo social.
El informe señala que los horrores que el EI ha descargado sobre dichas mujeres ha dejado a algunas tan traumatizadas que se han suicidado, ante el temor de que abusasen más de ellas.
AI subraya que al menos 21 mujeres tomaron ese camino del suicidio, entre las que se encontraban dos niñas de 10 y 12 años.
Uno de esos casos es el de Wafa, de 27 años, que relató cómo ella y su hermana trataron de acabar con sus vidas estrangulándose con una bufanda cuando uno de sus captores las amenazó con un matrimonio forzoso.
Por todo ello, el informe solicita al Gobierno regional de Kurdistán, a Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias que refuercen su labor en la zona y se aseguren de que todas las mujeres que han sufrido dicho trauma estén atendidas y sepan que pueden contar con su ayuda.