Los pronósticos de los expertos son desoladores: la automatización destruirá pronto casi la mitad de las profesiones. Pero, ¿de qué innovaciones debería la humanidad tener miedo ya?
Google contra los conductores
En 2014 Google anunció que estaba dispuesto a comenzar la producción de coches autocéfalos: su prototipo se parece a un pequeño automóvil de dos plazas sin volante y pedales. En su interior se hallan solo dos botones (‘stop’ y ‘start’) y la conducción se realiza con la ayuda de sensores y ordenador de a bordo. Por razones de seguridad, un coche autónomo no podrá alcanzar velocidades superiores a los 40 kilómetros por hora.
Pero esto no es todo: Travis Kalanick, director de Uber (una aplicación móvil que proporciona distintas formas de de transporte), ha prometido reducir significativamente el coste del transporte urbano, sustituyendo a todos los conductores por conductores automáticos. Lo ‘bueno’ es que es poco probable que suceda en los próximos cinco años, señala el medio.
‘Agrorobots’ contra agricultores
La publicación MIT Technology Review considera el uso agrícola de bases de datos de gran tamaño, sensores y aviones no tripulados una de las tendencias más revolucionarias de 2014. Según el artículo publicado en ‘The Village’, para el comienzo de la próxima década los robots voladores agrícolas (llamados ‘agrorobots’) destruirán definitivamente los puestos de trabajo en este sector.
Drones y sensores recogerán datos sobre el estado de los campos y sugerirán a los agricultores qué áreas requieren un cuidado especial. Junto con los vehículos terrestres, estos robots automatizarán todo el trabajo de campo rutinario, y los humanos sólo ejecutarán el control del sistema.
El robot Baxter contra los trabajadores industriales
Lanzado en 2012, Baxter está diseñado para pequeñas empresas. Esta máquina industrial es capaz de realizar operaciones sencillas en una línea de ensamble, capturar, mover y rotar los objetos. Y, gracias a su ligero peso (150 kilos), es fácil trasladarlo a otra producción.
Sin embargo, la característica más interesante de la máquina es su capacidad de aprendizaje. El humano, con mover los dispositivos apuntadores del robot, puede enseñarlo a ensamblar piezas complejas. Baxter cuesta 25.000 dólares –equivalente a los ingresos anuales de un trabajador no calificado en EE.UU.– y tiene una ventaja indiscutible para el empresario: no organizará huelgas.
Impresoras 3D contra constructores
La mayoría de los constructores podrían perder sus puestos de trabajo para 2035, debido al hecho de que cada vez con más frecuencia se emplean en la construcción diseños prefabricados. En el futuro los robots de fábrica crearán los detalles de los futuros edificios, camiones autocéfalos los llevarán al sitio de la construcción, y un pequeño y bien organizado equipo de pilotos de las máquinas de construcción ensamblarán los edificios.
Sin embargo, tal vez en el futuro llegaremos a utilizar la impresión 3D totalmente automatizada directamente en los terrenos de construcción. Este año, los investigadores del Instituto de Arquitectura Contemporánea de Cataluña han desarrollado un grupo de impresoras 3D de móvil llamadas ‘Minibuilders’ que, actuando conjuntamente, pueden en teoría imprimir un edificio de cualquier tamaño hasta cinco veces más rápido de lo habitual. Uno de los robots creará el fundamento y la base de la construcción, el segundo erigirá las paredes y el tercer estucará las superficies (todo al mismo tiempo).
Algoritmos contra periodistas
Podría parecer que la automatización no puede afectar a los trabajadores de las industrias creativas, como periodistas, agencias de publicidad y diseñadores. Sin embargo, incluso en este terreno todo el trabajo rutinario y repetitivo será automatizado, lo que afectará a los trabajadores de niveles inferiores en el futuro.
Los robots podrán ya en la próxima década escribir textos simples y con una estructura predeterminada, tales como noticias o comunicados de prensa. Incluso ya es posible ahora: el sistema inteligente Quill, de la empresa Narrative Science, es capaz de escribir noticias deportivas, mientras que el algoritmo de la compañía Automated Insights genera automáticamente informes económicos para la agencia Associated Press.
El superordenador Watson contra los médicos
Durante los últimos tres años, la corporación IBM trabaja en la conversión del superordenador Watson en una plataforma de nube médica. Por el momento, la máquina dispone de la información sanitaria de todo el mundo y es capaz de diagnosticar bastante con bastante precisión el cáncer.
En el futuro la máquina será capaz de realizar un diagnóstico muy barato de enfermedades a nivel mundial, lo cual será de gran ayuda para los médicos al dejar más tiempo para la comunicación con el paciente. Sin embargo, si Watson tiene demasiado éxito, podrá sustituir a algunas categorías de trabajadores de la salud. A diferencia de los humanos, las respuestas del superordenador no dependen de factores externos. Además, la precisión del servicio cada año será mejorada.