Uagadugú, BrF.- Un oficial de la guardia presidencial de Burkina Faso tomó el poder el sábado prometiendo celebrar elecciones en el país africano, después de la renuncia del presidente Blaise Compaore, en lo que parece ser un golpe de estado contra el jefe del Estado Mayor.
Compaore dimitió el viernes después de dos días de protestas masivas contra sus intentos de cambiar la constitución para extender su mandato, que ya se extendía durante 27 años. Al menos tres personas murieron después de que los manifestantes tomasen el parlamento y lo incendiaran.
El Jefe del Estado Mayor, Honore Traore, un hombre de confianza de Compaore, anunció rápidamente el viernes que se haría cargo de la presidencia y dirigiría la transición democrática, pero recibió el rechazo popular y por parte de algunos oficiales jóvenes.
Después de que se informase de fuertes tiroteos en los alrededores del palacio presidencial, el teniente coronel Isaac Zida, jefe de la guarda presidencial, anunció en la radio que se había hecho con el poder.
«Asumo desde hoy la responsabilidad de dirigir la transición y la jefatura de Estado», dijo Zida, vestido de uniforme militar, en la televisión nacional.
Esta crisis está siendo seguida de cerca por los Estados Unidos y la antigua metrópolis, Francia, antigua aliada del presidente Compaore. Bajo su mandato, Burkina Faso se convirtió en un aliado clave en el África Occidental en las operaciones contra grupos vinculados a Al Qaeda.
También tienen la vista puesta en los disturbios otros países de la región, con líderes asentados desde hace largo tiempo en el poder y cuyos mandatos se acercan a su fin, como es el caso de Benín, el Congo y la República Democrática del Congo.
Zida aseguró que el ejército ha tomado el control para evitar la anarquía y asegurar una transición democrática. La hoja de ruta, según dijo, incluirá a diversos elementos de la sociedad, incluyendo a los partidos políticos y la sociedad civil.
«Esto no es un golpe de estado sino el pueblo tomando el poder» dijo a Reuters tras publicar el comunicado. «La gente tiene esperanzas y expectativas, y creemos que nosotros les entendemos».