Por Ramón Vera Salvo
Para ubicar nuevamente al lector, resumiré lo planteado en la primera parte. (Ver primera parte)
La película, cuyo título lleva este escrito, y que me llevó a escribirlo, trata de una hipotética sociedad en el futuro construida sobre la base de la ausencia de emociones y sentimientos (neutra), pero que funcionaba muy bien en términos de las necesidades de los sujetos y ausente de conflictos.
La reflexión y pregunta que me formulé era si en la forma capitalista de organizar la producción y reproducción de la vida material y social (en la que los valores predominantes, casi únicos, son la acumulación de riqueza y de poder mediante la competencia y el desplazamiento de los demás) es posible construir una sociedad distinta a la que estamos viviendo actualmente, no sólo en nuestro país, sino el mundo entero.
Lo que ha ocurrido en México en los últimos 10 años da cuenta de una descomposición social verdaderamente alarmante: políticos, partidos, empresarios, gobiernos de todos los niveles, actuando en complicidad, han hecho de la corrupción y de la impunidad los máximos valores. Es por ello que la delincuencia ha llegado a los niveles tan bárbaros e impensados que estamos viviendo.
Pero no sólo dejan hacer y hacen ellos, sino que se alían con la delincuencia. Forman, junto con las organizaciones delincuenciales, verdaderas mafias que actúan impunemente delinquiendo en todas las formas, acumulando riquezas y poder, sumiendo a la sociedad en el caos, la incertidumbre, la inseguridad y el miedo. Partidos, políticos, gobernantes, funcionarios, policías, empresarios, parlamentarios, se han corrompido a tales niveles que el país se ha hecho ingobernable.
Esta es la situación en la que me formulé la pregunta. Terminaba señalando: Me vuelvo a preguntar ¿es posible construir una sociedad distinta, solidaria, igualitaria, justa, fraterna, o estamos condenados a ser lo que somos?.
¿Bastaría con cambiar la forma en que estamos organizados, es decir, al estilo capitalista? O se necesita algo más?. El llamado modo socialista que propuso Marx es viable?
Pienso que si negáramos la posibilidad de construir una sociedad diferente, estaríamos condenándonos como sociedad y como seres humanos a vivir en condiciones oprobiosas, indignantes, injustas, carentes de toda humanidad. Estaríamos aceptando que no hay manera de cambiar el estado de cosas y, por tanto, a negar nuestro futuro.
La primera cuestión es, entonces, que sí es posible construir otro tipo de sociedad. Una donde podamos vivir todos en paz, solidariamente, en la que nadie esté por encima de nadie, donde nadie acumule riquezas y poder a costa de los demás, donde se construya una nueva legalidad, la justicia se aplique sin distingos y todos tengan acceso a los bienes necesarios para una vida digna, a la educación y a la cultura.
Este tipo de sociedad ¿se puede construir dentro de la norma y lógica capitalista? Mi respuesta es no. No es posible una sociedad del tipo genéricamente expuesta, porque el fin primordial de la sociedad capitalista es la obtención de ganancias, y, por consecuencia la acumulación de la misma y la concentración de la riqueza en las grandes corporaciones mundiales y en los grandes capitalistas de cada nación. Este proceso es una necesidad intrínseca del sistema. No puede escapar a ella. No es una cuestión de voluntad. Así funciona. Si no funcionara así, dejaría de ser capitalismo.
Entonces volvemos nuevamente la mirada a un señor que hace más de un siglo radiografió el modo capitalista de producir y llegó a la conclusión de que era necesaria otra manera de organizar la producción de la vida material y social: la denominó Socialismo.
Hemos vivido la experiencia de los países que se autodenominaron socialistas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Ex URSS) y el resultado no fue lo que la teoría marxista había expuesto.
Mi opinión sobre el tema es que lo que se construyó en la URSS no fue la idea socialista de Marx, sino un capitalismo de estado. Los capitalistas fueron sustituidos por los burócratas del Partido Comunista y las cosas siguieron de la misma manera: un grupo (que se llegó a conocer como la Nomenklatura) que vivía al estilo de los capitalistas y la gran masa de obreros que siguió viviendo de la misma manera que lo hacía anteriormente. Su posición ante el poder y la riqueza no cambió. No se puede negar que mejoraron sus condiciones de vida material, pero su posición en la sociedad no varió. La amplia mayoría de la sociedad quedó excluida de las decisiones, del acceso a la justicia, del derecho a opinar y hacer valer su opinión, de hacer válidos sus derechos humanos. En suma, solamente cambiaron de patrón. Ahora era el estado, representado por los burócratas gobernantes, quienes acumulaban la riqueza y el poder.
Ello significa que no es posible construir una sociedad del tipo socialista?. Digo del tipo socialista porque el nombre es lo de menos. El concepto es lo importante. Incluso tal vez es mejor llamarle de otro modo, dado el desprestigio que tiene el modelo socialista que existió y que trata de existir en algunos países.
Pienso que sí es posible. Nada fácil en todo caso, porque la primera tarea es cambiarnos nosotros. Hay que empezar por lo que alguna vez Ernesto Ché Guevara llamó la creación del hombre nuevo:
La idea del hombre nuevo nace en el Ché del convencimiento de que el marxismo no es la renuncia de los sentimientos humanos, sino que precisamente fue el amor al hombre, a la humanidad, el deseo de combatir la desdicha del proletariado, el deseo de combatir la miseria, la injusticia, el calvario y toda la explotación sufrida por el proletariado, lo que hace que de la mente de Carlos Marx surja una propuesta de sociedad diferente.
Es este el contexto en el que esta idea del hombre nuevo se concibe como una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales.
La base fundamental del Hombre Nuevo, según el Ché, es la educación; ya que es allí donde se va a lograr el cambio de conciencia, ideológicamente hablando. De esta manera, va actuando en jóvenes de todas las edades y se irá formando esa nueva generación que se espera haga suyo otro tipo de valores como la solidaridad, el amor a los demás, en lugar de la acumulación de riqueza.
Este es en mi opinión el punto de partida. Si no se logra cambiar al hombre, no se podrá cambiar al sistema.