[metaslider id=2837]
Por Andrés Vera – PM
Zacatecas, Zac.- 5 mil estudiantes de diferentes escuelas como la normal rural de San Marcos, unidades académicas de la UAZ, COBAEZ, algunos colegios particulares, académicos y sociedad en general, fue el contingente máximo que alcanzó una de las marchas más significativas que ha tenido Zacatecas en los últimos años. Todos a una sola voz «Vivos se los llevaron, vivos los queremos» en referencia a los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero que fueron secuestrados en complicidad entre el gobierno estatal y el crimen organizado.
Tercera expresión de solidaridad y exigencia en menos de 10 días se han llevado a cabo en Zacatecas. Muestra evidente del hartazgo de una política represiva neoliberal que dejó plasmada en su punto más álgido, la desaparición de estudiantes normalistas. Los maestros de los pobres.
La marcha convocada en redes sociales por la normal de San Marcos, reproducida por el público en general y algunos, muy pocos medios de comunicación, pues los oficialistas no tienen interés – sobre todo porque les rebajan su convenio publicitario, en dar a conocer un reclamo que no solo atañe a la clase magisterial, estudiantil o universitaria, sino al país en su conjunto-, programaba el inicio de la manifestación en punto de las doce del día en frente de las instalaciones de Seduzac. Una hora más tarde, tras esperar llegaran 18 autobuses de sanmarqueños, la movilización comenzó.
El boulevard metropolitano atestiguó como el contingente de apenas 500 personas se acrecentaba conforme avanzaban metros bajo un sol bondadoso y el sonido solidario de los claxon de cientos de automovilistas; no en forma de reclamo, sino apoyando moralmente, proyectando esa fuerza humana innata, la supervivencia, la benevolencia, la justicia, la hermandad.
En el centro de la ciudad, a las doce del mediodía se observaban uno que otro agente de tránsito con miradas de incertidumbre, no sabían por donde iría la marcha a pesar de que rumores señalaban la culminación de la misma sería en el Congreso del estado.
Boyas y conos impedían estacionamiento en algunas calles, pero al caminar por avenida Hidalgo, Juárez e Independencia, el aparato de fuerza público comenzó a exhibirse, policías ministeriales en esquinas, estatales con patrullas enormes, policías municipales de a pie y en bicicleta, más ministeriales mezclados entre la gente hablando como a si mismos, pues el micrófono del radio casi siempre lo ocultan entre el cuello, modificaron la calidez de una ciudad con un aire puramente provinciano. El micrófono con el cubo de PerióMetro hacía su función. «Prensa trabajando». Dentro de mi pasaba la idea «si supieran que publico una alternativa libre, no entreguista a este gobierno indolente, frívolo y corrupto, seguramente no caminaría tan libremente, puedo pensar que la ignorancia de los policías aún es algo bueno en ciertas ocasiones».
La llegada al centro del centro fue conmovedor, tres patrullas de Tránsito abrían paso transportando prensa, prensa, prensa finalmente, no puedo decir que muy libre, pero ellos hacían su trabajo para sus empresas, no es nada personal contra los reporteros.
Un maestro universitario, con tres carritos de una farmacia repleta de botellas de agua esperaba el contingente acalorado, en el alma. Reporteros cruzando la calle, buscando la mejor foto. Otros en los cafés que se encuentran sobre avenida Hidalgo expresando «si hay madrazos, si hay pintas en paredes, si hay confrontación con la policía es nota, si no bueno, un par de fotos y un texto de 2 párrafos basta», pobres pseudoperiodistas, perdieron la esencia humana, la solidaridad.
Recuerdo mi época de universitario, estudié Antropología y las imágenes de movilizaciones, de apoyo a integrantes del EZLN en su momento invaden mis ojos como si fuera un deja vu. El alma quiere gritar, total, soy prensa libre, a nadie debo entregarle cuentas ni debo preguntar cosas que aunque no vayan con mi ideología, son órdenes de patrones mediáticos, que se creen inteligentes y se venden al mejor postor, (eso lamentablemente tuve que apreciar en una conferencia de diputados de izquierda antes de la marcha).
Quiero tomar mil fotos, grabar video, audio, entrevistar, unirme a la marcha, salir corriendo a escribir la nota. «Vamos muchachos, vamos México despierta, vamos sociedad levántate» pienso mientras corro hacia atrás para tomar otro par de fotos. Me topo una señora con sus dos hijos pequeños manifestándose, un nudo en la garganta aprieta. «Aún hay gente digna, aún hay gente valiente, aún hay esperanza».
El contingente sube hacia la explanada del Congreso. Cientos de rostros jóvenes, barbas, cabellos morados, botas negras, lentes gruesos, libros y puños enaltecidos a donde se voltee. Consignas encuadran el sonido por instantes, «debes leer si no un pendejo como Peña quieres ser», «vengaremos a los desaparecidos con lucha y lucha».
Zapatos resguardan las fotografías de los secuestrados y mientras una voz enluta -simbólicamente-, el nombre de los 43, todos gritan «desaparecido» con voz lastimosa, enojada, enfadada de la indolencia de los miserables. En el balcón del Congreso «El Che» recuerda que la lucha de clases no inicia con los de abajo, siempre los de arriba serán los causantes.
Y arenga, arenga una normalista de San Marcos. Una agradable joven de piel curtida por la herencia mexicana. El sincretismo colonial no se hace presente en lo más mínimo y pienso «ella si es raza, pueblo». «Compañeros, este crimen de estado, esta desaparición de compañeros no es más que encasillar, destruir a quienes luchamos contra un sistema que no quiere educación para los pobres, porque somos los profesores de los pobres, los que formamos conciencia, conciencia que no quieren los de arriba, porque así, es más fácil controlarnos pero aquí digo y afirmó, las normales no desaparecen, no podrán destruirnos». Los jóvenes exclaman esperanza entre voces cortadas de emoción.
Llega la prensa a grabar sus audios y algunas tomas, Poca prensa, poquísima para la gran cantidad de medios que hay en Zacatecas. Diputados no llegan, no salen, nadie asiste, que triste, los representantes del pueblo no están con el pueblo donde vale, ¿que son entonces?, ¿para qué están?.
La movilización sigue por media horas más. Ya son las 3 de la tarde y el contingente de 5 mil se ha reducido poco. Comentan por ahí. «No se rindan, esto debe continuar, los paros deben seguir, las marchas». Estoy de acuerdo. Una oradora en una escueta conferencia de prensa con pocas preguntas dice «por favor difundan con la verdad, por favor». Volteo y dentro de mi digo, «de los 7 reporteros presentes, uno o dos escribiremos libres, los otros les dirá el director o jefe de información. «¿Cuantos marcharon, hicieron pintas, quebraron vidrios?. Se notó la línea informativa de algunos con el tipo de preguntas, secas, frías, sin esencia.
No resisto más y le digo a varios jóvenes. «No se rindan, la juventud debe alentar por su propia naturaleza la rebeldía a la injusticia, de mi parte haré unas modestas líneas conscientes con el alma en la mano, es la parte que me toca».
México, Zacatecas despierta. abre los ojos y no perdones más las injusticias de gobernantes corruptos, traidores de la patria. Bueno, después de estas últimas líneas ya veré si mi cubo de PerióMetro ahora será el candado de las puertas que pudieran cerrarse. No importa. «La lucha sigue».