El desarrollo de la sismología en México presenta en términos generales dos etapas : la primera, que consiste en descripciones y reportes de los efectos y los daños causados por importantes sismos históricos, y una segunda fase instrumental, cuando se inicia la instalación de sismógrafos en el país, que data de principios de este siglo.
Las descripciones de sismos en el pasado constituyen un rico acervo bibliográfico de gran utilidad para la sismología moderna, ya que nos permite identificar, por medio de los daños reportados, los epicentros de sismos importantes en el pasado histórico y cotejar es información con sismos más recientes. Esto permite identificar como fallas activas. Por otro lado el catálogo de sismos históricos en ciertas regiones muestra algunas veces un patrón recurrente de sismos importantes que permite estimar el potencial de las diferentes zonas sísmicas de nuestro país.
Las primeras descripciones históricas de sismos en México datan de la época prehispánica. Los códices Vaticano Ríos, Aubin y Telleriano, por ejemplo, contienen referencias a grandes sismos y erupciones volcánicas de la época «Años de 7 navajas y de 1460 hubo un temblor de tierra ; y es de saber, que como ellos temían que se había de perder el mundo otra vez por los temblores de tierra y van pintando todos los años, los agüeros que acaecían.»
Al sobrevenir la conquista de México, los conquistadores, procedentes de regiones asísmicas, se concretaron a hacer anotaciones de los efectos observados, sugiriendo interpretaciones de estos fenómenos según el pensamiento de la época. Así, poco después de la caída de la gran Tenochtitlan, el 1o. de abril de 1523 «como a las ocho de la noche se sintió en Oaxaca, Cañada y pueblos de la sierra un temblor». Este informe corresponde al primer terremoto del cual hacen mención los españoles a su llegada a México. La descripción es de Rodrigo Rangel, teniente de la Villa Rica, en carta fechada el 23 de mayo de aquel mismo año.
Con el uso de la imprenta durante la época de la colonia, la ocurrencia de temblores e informa y describe en diarios personales, gacetas y periódicos. Asimismo, pensadores y naturalistas mexicanos como Joaquín Vlázquez de Leon, Francisco Javier Clavijero y Bernardino de Sahagún reportan con detalle los efectos de varios sismos importantes tanto en la ciudad de México como en el resto del país. Sin embargo, la primera recopilación sistemática de sismos la realiza el naturalista mexicano Don Juan Orozco y berra a finales del siglo XIX.
El catálogo de Orozco y Berra, publicado en 1887 por la sociedad Científica Antonio Alzate bajo el título «Efemérides Sísmicas Mexicanas», reúne reportes de sismos ocurridos en México desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XIX. La obra de Orozco y Berra constituye uno de los pilares fundamentales en que se han apoyado muchas de las recientes investigaciones de la sismicidad en México. A raíz del sismo del 19 de septiembre de 1985, investigadores del Centro de Investigación y Estudios Superiores de Antropología Social realizaron una cronología de sismos históricos en nuestro país desde la época precolombiana hasta el fin de la colonia.