Por Ramón Vera Salvo
En esta entrega había pensado seguir comentando las promesas de Peña Nieto, pero no lo puede hacer por falta de información. La solicité al IFAI, pero tardan 20 días en entregarla, si es que lo hacen.
Decidí, entonces, aportar algo a la discusión del salario mínimo.
Como es de amplio conocimiento el salario mínimo es de 67.29 pesos diarios en la zona A y de 63.77 pesos en la zona B. Para los efectos de nuestro análisis lo consideraremos a 67.29 pesos.
Al mes, una persona que gana el salario mínimo percibe 2,108.7 pesos mensuales.
Según la CONEVAL, el costo de la canasta alimentaria mínima (a agosto de 2014) es de 1,242.61 pesos mensuales por persona y la canasta mínima no alimentaria (renta, transporte, educación, salud, vestimenta y otros) es de 1,299.25 pesos mensuales por persona. En total, 2,541.9 pesos mensuales por persona.
En un primer análisis, el más simple, podemos decir que existe un déficit de 433.2 pesos mensuales por persona. Ello podría suponer que si se le aumentara al salario mínimo esos 433.2 pesos al mes, éste alcanzaría para cubrir las necesidades mínimas.
En este punto pienso que vale la pena aclarar que necesidades mínimas quiere decir sobrevivir, simplemente sobrevivir. Es decir, para no morir por falta de alimento, un techo donde vivir y ropa con qué vestir. Por supuesto que este mínimo de sobrevivencia para nada significa calidad de vida. Sólo seguir reproduciendo la capacidad de trabajar para que otros (los capitalistas) se hagan más ricos.
Pero aún y cuando se aumentaran esos 433.2 pesos, el 21.5% (porcentaje que por supuesto se le hará escandaloso, tanto a los empresarios agrupados en las organizaciones patronales, como a los distinguidos funcionarios del gobierno que tienen a su cargo el tema de la economía y del trabajo. Ya lo dijo Carstens, director del Banco de México, ese aumento es imposible), tampoco significa que las familias resolverían la sobrevivencia mínima.
Vayamos un poco más al fondo. Resulta que según el INEGI, cada familia en nuestro país está compuesta, en promedio, por 4.2 personas. Habría, entonces que multiplicar las necesidades mínimas de una persona por 4.2. Ello da 10,676 pesos mensuales por familia.
Por su parte, la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (que levanta el INEGI) reporta que, en promedio, hay 2.4 perceptores de ingreso por hogar. Si el salario mínimo mensual es de 2,108.7 pesos, al multiplicarlo por 2.4 da una percepción mensual por hogar de 4,844.9 pesos mensuales por hogar. El déficit se incrementa a 5,831.1 pesos mensuales. Por tanto, el incremento del salario mínimo debería de ser de 120.3%. Imagínense si con un 21.5% de incremento pegan de gritos qué dirán de un 120%?.
Por supuesto que no todos los trabajadores ganan el salario mínimo, pero de acuerdo con la misma Encuesta de Ingreso- Gasto de los Hogares, el 40% de los hogares del país tienen un ingreso menor a la necesidad mínima de 10,676 pesos mensuales. Es decir, 12,623,750 hogares obtenían ingresos inferiores a la necesidad mínima. O sea, 53,019,751 habitantes. Ello representa el 45% de la población.
Y estos cálculos son sobre la base de lo que el INEGI en su encuesta denomina ingreso corriente trimestral ajustado, es decir, tomando en cuenta que hay gastos comunes, que disminuyen al gasto de la canasta no alimentaria.
Ahí están las cifras. A lo mejor se enredaron con ellas. Traté de hacerlas muy sencillas y entendibles.
Estos son elementos que deben estar presentes en la discusión de la determinación del salario mínimo.
En otra entrega, presentaré mi propuesta, para no abarrotar más de cifras, esta presentación.