Por Andrés Vera Díaz
Hasta hace algunos días, el empresario y ex secretario del campo, Adolfo Bonilla, guardaba las formas ante los llamados para que definiese su situación política de cara al 2027.
No ha sido explícito, pero ya comienza a tener apariciones públicas luego de cuatro años de alejamiento de las propias filas del PRI, partido que le dio la espalda en 2021 con un manotazo tan escandaloso por parte de «Alito» Moreno, que lo dejó fuera de la contienda para ascender a Claudia Anaya, quien nunca pudo amasar unidad entre los partidos que la respaldaron.
El sectarismo de la hoy senadora tricolor (porque también hay sectas en otros lados), la derrumbó a mediados de campaña. En tal contexto, Fito sencillamente se replegó y dejó a su suerte a Anaya, quien por una cuestión casi de personalidad, creyó que por su sola personalidad, deberían rendirle un culto casi automático.
Bonilla tuvo a bien cotizarse, porque era una señal de dignidad apartarse de un acuerdo nacional que simplemente retiraba la oportunidad al PRI de la continuidad. Ese pacto, que al final la misma Claudia Anaya reprochara tras las elecciones, a fin de cuentas se zanjó con una candidatura a la Cámara Alta -pero las incongruencias están solamente en Morena-, lo que al final le permite continuar en el escenario público ya sin mucho ruido.
Tan vetada Claudia Anaya del PRI de «Alito», que tuvo que ser Beatriz Paredes Rangel y Xóchitl Gálvez las que intercedieran para nueva candidatura en 2024. pero la senadora no ha podido sopesar su relación con la dirigencia nacional y su extensión en Zacatecas. Sencillamente, no aparece en ningún evento del PRI local y rara vez en lo nacional.
Así, a dos años de la sucesión, otros rostros se pueden levantar ante la falta de liderazgo real en la oposición. Miguel Varela es un chiste y mal contado. Su pretensión de capitalizar per se los negativos de Morena en la entidad es su plus, como se extiende en los partidos llamados «antagónicos».
Sin embargo, y aún con que Fito no levante la mano de forma abierta y clara, aparece en las encuestas con una plusvalía interesante, pese a estar cinco años fuera del escenario con algún cargo público; el problema de fondo es si despreciará ese capital mediático y profundo que llama a resurgir a la oposición, o de plano se dedicará cien por ciento a construir más el imperio empresarial que incluye marca de internet y televisión por cable, exportación de jitomate y otros menesteres.
Ahora, la gran pregunta será si realmente el PRIAN quiere aliarse y competir por Zacatecas. Una cosa es que algunas encuestas los coloquen en un escenario ciertamente de oportunidad en coalición y si la consideración es seria con una candidatura interesante.
Por otro lado, Movimiento Ciudadano sigue en la lucha de fichar a Bonilla, en la tesis de que les capitalice cantidad importante de votos y poder construir un alternativa que desplace al PAN, inclusive al PRI como fuerza política; sin embargo, ¿será suficiente catapultar a un personaje como el fresnillense con una estructura aún endeble?
El caso de Enrique Alfaro en Jalisco puede ser un referente, pero en aquella entidad, MC ganó porque sencillamente la estructura panista -que era muy grande-, se mimetizó naranja, caso que no es el mismo en Zacatecas; pero en todo caso, habría que pensar en la capacidad de cohesión ante la gran cantidad de indecisos y desencantados de Morena y el PRIAN como un nicho de oportunidad que convierta la hipotética opción como competitiva.
Morena continúa como el activo electoral más importante, pese a los resultados en 2024, todas las encuestas lo colocan como el favorito, pero sin alianza, las cosas se ven difíciles y es algo que mantienen con pinzas. Resultará interesante observar si el PVEM opta por presentar un candidato único y competir sólo. El rompimiento -y dependiendo de quien sea el candidato-, puede colocar en tercios la elección de manera muy apretada, al grado de que nadie obtenga mayoría simple en el Congreso y los municipios más importantes se pinten de diversos colores -más aún-, pero ante escenarios tan movedizos, que Fito se decante puede arrastrar a la consolidación de proyectos, mismo caso que Saúl Monreal, quien sigue levantando la mano y no ya por Morena.
El tiempo es el que apremia. Fito deberá analizar con microscopio las palestras, no vaya siendo que le apliquen la misma y se trate de endosar a otra personalidad lo construido. Los partidos de oposición, con todo y el desprestigio que les antecede, lograr un consenso -se ve difícil-, porque ni entre ellos se pueden ver porque también ven moros con tranchetes en todos lados.















