CdMx.- En un acto de profundo simbolismo, la noche del 1 de septiembre, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), electos por primera vez por voto popular, ingresaron por la puerta principal de su sede, la cual permaneció cerrada durante la gestión de Norma Piña Hernández. Este gesto marcó el inicio de una nueva era judicial en México, con la promesa de una justicia más cercana y austera. El evento fue el colofón de una larga jornada que empezó con una toma de protesta en el Senado y ceremonias tradicionales en la Plaza de la Constitución.
El ministro presidente, Hugo Aguilar Ortiz, dio a conocer las primeras medidas para acabar con los lujos y gastos suntuosos en el Poder Judicial. En su primer mensaje, anunció que se solicitará que todos los ministros y juzgadores electos ganen menos que la Presidenta de la República, un cambio que generará un ahorro de 800 millones de pesos. Este compromiso responde a una de las principales exigencias de la reforma judicial impulsada por la administración actual.
Aguilar Ortiz también informó que la nueva Corte revisará las percepciones de los ministros en retiro, que actualmente oscilan entre 205 mil y 385 mil pesos mensuales. Además, se eliminarán los seguros de gastos médicos mayores y el servicio de jubilación anticipada, obligando a los ministros a utilizar los servicios del ISSSTE. Estas acciones, según el ministro presidente, buscan sanear el sistema de corrupción y nepotismo, ajustándose a un principio de honestidad y austeridad.
Un Símbolo de Reconciliación: La Apertura de la Puerta
La apertura de la puerta principal de la Corte fue un momento clave de la noche. Para el ministro Aguilar, esta acción simboliza la reconciliación de la justicia con el pueblo. «Una puerta siempre sirve para recibir con amabilidad… pero cuando la puerta se cierra se convierte en un muro infranqueable», afirmó. El acceso, adornado con un arco de flores elaborado por pueblos originarios de Iztapalapa con la frase «Hacia una reconciliación de la justicia con el pueblo», reafirmó el mensaje de cercanía y accesibilidad.
La conformación de la nueva Suprema Corte destaca por su carácter histórico: está integrada por cinco mujeres y cuatro hombres, logrando una paridad de género sin precedentes. Además, por segunda vez en la historia del país, un indígena, Hugo Aguilar, no solo se integra a la Corte, sino que también la preside. Este hecho, según el ministro presidente, es un «acto de auténtica justicia» que pone fin a una «larga noche de exclusión».
La jornada de los ministros electos inició con una ceremonia de consagración de bastones de mando en la Zona Arqueológica de Cuicuilco. Por la tarde, en la Plaza de la Constitución, recibieron los bastones de manos de representantes de 70 pueblos indígenas y afromexicanos ante más de 10 mil asistentes. Este acto, con rituales de purificación, simbolizó la riqueza de las raíces mexicanas y el compromiso de la Corte con la dignidad de los pueblos originarios.
Mientras que algunos manifestantes como los del grupo «Resistencia Civil MX» mostraron su rechazo a los resultados de la elección judicial, la mayoría de los asistentes al evento expresaron su esperanza en este cambio. Voces como la de Angelina Gerena Guzmán, quien ha luchado por una sentencia agraria por más de 20 años, reflejan la expectativa de que la nueva Corte revise los casos de quienes no tienen recursos para pagar una defensa adecuada. «La justicia es muy cara aquí para la gente pobre», señaló, mostrando la urgencia de un cambio.
La llegada de esta nueva Corte, electa en junio, pone fin a tres décadas de un sistema judicial que, según Aguilar, actuó a favor de las élites políticas y económicas. El ministro prometió que esta nueva etapa estará abierta al escrutinio público, a las víctimas, a la academia y a los medios de comunicación, buscando reconstruir la confianza en una institución que perdió su prestigio por ser percibida como insensible y corrupta. Este 1 de septiembre, se vislumbra el inicio de un camino hacia una justicia más equitativa y democrática.