Por Andrés Vera Díaz
La narrativa del PRIAN ha llegado a un punto máximo que evoca la violencia y el intervencionismo estadounidense. Sus estridencias rayan entre la desesperación y la locura.
Tratan de incidir, sin éxito más que entre sus propios simpatizantes, que solicitar la intervención gringa en territorio mexicano so pretexto de la lucha contra el narco, es sencillamente un método de coacción política y a que al país vecino le encanta, pues requieren de una desestabilización social para justificar su presencia.
La historia es el peor enemigo de la derecha. Incapaz de debatirla, no contextualizan las invasiones de Estados Unidos en numerosos países con los pretextos típicos: democracia, fabricación de armas nucleares, combate al narcotráfico y el impedimento al crecimiento de movimientos progresistas.
Basta recordar Vietnam, Corea, Chile, Argentina, Afganistán, Irak y Siria, naciones que han sufrido el embate directo e indirecto de la potencia mundial, pero cuyos efectos fueron una enorme polarización social, declive económico, miseria, violencia y regímenes militares.
¿Porqué este contexto?, porque precisamente, el debate que se llevaría a cabo en la última sesión del periodo de la Comisión Permanente en el Senado, sobre los llamados explícitos y sugeridos, acerca de que Estados Unidos meta mano castrense en México, promovió el zafarrancho que gestó el repugnante líder nacional del PRI. El hecho, no es contra Gerardo Fernández Noroña, es contra la investidura que representa, la Presidencia del Senado.
El pretexto infame de Alejandro Moreno es estúpido. La supuesta negativa para otorgarle voz a la oposición y debatirle a la retorcida enunciación de Lilly Téllez, quien sin sustento generaliza ahora a todos los morenistas como “narcosatánicos”, fue la base para agredir a Noroña en una evidente acción de pinzas para provocar la agresión.
Pero Alito no solamente mata la retórica de la exacerbación de la violencia en el país o del autoritarismo, su acto per se, emite toda concepción contraria. Frustrado y violento, sencillamente su acto no solamente desliza a un plano abajo el escándalo por la casa de 12 millones de Noroña, sino manifiesta en sí mismo, un llamado a promover la violencia como método para desestabilizar al Senado y ensuciar la política nacional.
Ya lo dijo Jorge Romero, presidente nacional del PAN hace algunos meses: “el único camino que le queda a la oposición es la violencia”. Las expresiones y los hechos no son tema menor, son las insidias que arman en conjunción con los medios de comunicación más rancios de la derecha.
Alito proyecta hundimiento. Su autoritarismo para quedarse con las rebabas del tricolor es claramente para la protección personal. Moreno tiene cuentas pendientes en Campeche por el presunto desvío de 83 millones de pesos. Las dos solicitudes pendientes en la Cámara Baja, aunado a la pérdida de muchas gubernaturas y la reciente baja de un senador -desplazando al PRI a la cuarta fuerza legislativa-, son parte de sus frustraciones.
La agresión contra el Presidente de la Cámara Alta, también establece el rompimiento con toda la estrategia “comunicativa” del tricolor, que intenta emanar una identificación partidista. Además, la falsa pelea por la democracia en el país, muere totalmente con la agresión. Golpear es luchar por la democracia, denostar sin pruebas es libertad de expresión, pedir el intervencionismo extranjero es patriotismo y estigmatizar a todo morenista como narco, es responsabilidad social. Están soberanamente jodidos.
Pero, Alito no solamente ha retorcido los estatutos del PRI para perpetuarse como líder del partido, además, ha expulsado de sus filas a todos aquellos opositores internos como Osorio Chong, Beltrones y Enrique Ochoa. Así pues, su discurso es altamente contradictorio.
Sin embargo, no es el único. Noroña también es un cínico irremediable. Necio y rebelde ante todo, no ha sabido diferenciar su personalidad con los principios. Desde negar llamar a la Presidenta con “A”, hasta renegar de la austeridad como axioma morenista, además de ser exhibido en automóviles de lujo, viajes en primera clase al extranjero y ahora, una casa de 12 millones de pesos, remarca una contradicción prominente. Incongruente, como aquellos que llaman al voto de los más pobres, pero exhiben lujos exorbitantes a los que la mayoría de los sufragantes no podrían acceder, Noroña ni siquiera conserva el pudo de esconder sus excesos.
Sin embargo, entre el cinismo de ambos hay niveles. A Noroña no se le conocen escándalos de desvíos de recursos -hasta ahora-, o la venta de “candidatos” como aquel reclamo de la ex candidata Claudia Anaya, que reprochó a su propio dirigente negociar con Monreal para la sucesión gubernamental en 2021 en Zacatecas.
Alito fue objeto de una investigación por la FGR y la UIF, que involucra una serie de empresas fachadas en Campeche, en contubernio con su hermano Emigdio, construyeron un conglomerado empresarial para la radicación de recursos a sus cuentas bancarias.
Durante los últimos cinco años, Alito Moreno ha sido dirigente del PRI, diputado federal y senador, por lo que ha rendido declaraciones patrimoniales que revelan parte de su inexplicable fortuna. De acuerdo con el documento que el priísta presentó en 2023, cuenta con 12 terrenos y una casa que suman 10 millones 483 mil pesos. La propiedad más costosa es una casa de mil 819 metros cuadrados con valor de 7 millones 214 mil pesos pagados en una sola exhibición en 2016, su primer año como gobernador de Campeche.
Alito, adicto al botox y a las cirugías plásticas, además ha sido investigado por expedientes obtenidos del Registro Público de la Propiedad y del Instituto de Información Estadística, Geográfica y Catastral de Campeche en los que se determinó que él, su hermano, su madre y su arquitecto de cabecera poseían, en conjunto, 35 casas y terrenos en territorio campechano a abril de 2022.
Algunos de esos inmuebles fueron adquiridos a precios muy bajos y multiplicaron su valor en poco tiempo. Tal es el caso de un terreno de más de 39 mil metros que Alejandro Moreno compró a 155 mil pesos en 2014, once meses antes de rendir protesta como gobernador. La zona en la que se encuentra esa propiedad se vende a 500 veces el precio inicial pagado por el priista
La red de complicidades y corruptelas se extiende en demasía para darles tratamiento en el presente texto, pero exhibo algunas para demostrar la hipocresía del dirigente priista, su autoritarismo, corrupción y violencia explícitas.
Alito es un porro, un magnate dictatorial que continúa sepultando al PRI. En la elección del 2024, su partido obtuvo poco menos de seis millones de votos, mismos que fueron rebasados por tan sólo, el ministro presidente electo de la nueva SCJN.
Alito es violento, Alito es cobarde, Alito es mentiroso y su acto es un llamado manifiesto a como debe conducirse su partido, Es el líder nacional, su ejemplo se enmarca en la desesperación total.















