Zacatecas, Zac.- El reciente evento de «relanzamiento» del Partido Acción Nacional (PAN), que incluyó la presentación de un nuevo logotipo y una marcha, ha sido ampliamente descalificado por analistas y periodistas, quienes lo catalogaron como un mero ejercicio de mercadotecnia sin un fondo político sustancial. El consenso crítico apunta a que el partido no abordó su crisis de fondo ni renovó sus cuadros, manteniendo a figuras fuertemente cuestionadas al frente.
El acto, diseñado para proyectar una imagen de modernidad y autonomía, se limitó a una operación cosmética. La expectativa generada por la dirigencia, que incluso recurrió a la «parafernalia» y a filtrar datos a la prensa para crear misterio, concluyó en la revelación de un logo ligeramente modificado y el anuncio de una afiliación digital simplificada «con un solo clic», tácticas comparadas con la promoción de un producto desgastado.
La principal objeción al supuesto proceso de renovación es que este está siendo encabezado por el actual dirigente nacional del partido, un político con señalamientos de extorsión y presuntos vínculos con el denominado «Cártel Inmobiliario.» Las voces críticas señalaron que poner a un líder con tales antecedentes al frente del partido equivale a «oficializar la extorsión» desde una plataforma política.
Los analistas fueron duros al señalar que el entorno de la dirigencia actual es sinónimo de corrupción y que la estrategia de relanzamiento es inútil si los elementos internos siguen estando «podridos, rancios.» Se argumentó que el cambio de imagen es intrascendente si el partido sigue siendo un refugio para los mismos líderes y estructuras señalados por malas prácticas.
El evento se produjo tras los magros resultados electorales del PAN obtenidos en alianza con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Si bien la dirigencia panista anunció su intención de distanciarse del PRI y no buscar alianzas para las elecciones intermedias de 2027, el relanzamiento no fue visto como una ruptura ideológica, sino como una mera maniobra táctica.
Esta falta de autocrítica fue subrayada por la Presidenta de la República, quien cuestionó la sensibilidad del PAN. La mandataria criticó que el acto se llevara a cabo mientras el país enfrentaba graves consecuencias por lluvias e inundaciones que dejaron miles de damnificados, señalando que el partido mostró «muy poca sensibilidad» al no postergar la celebración.
Adicionalmente, se criticó que el partido ha intentado apropiarse de símbolos y estrategias históricamente asociadas con movimientos de izquierda, como la movilización en las calles, para ocultar su pérdida de conexión con la ciudadanía. No obstante, se observó que la narrativa central del evento fue un regreso a sus bases más conservadoras, exaltando los valores de «patria, familia y libertad» con el fin de seguir impulsando el discurso de que México vive bajo un régimen autoritario.
La frase, es una reedición de eslóganes fascistas que usaba Benito Mussolini en Italia. “Dios, Patria y Familia”, una consigna prácticamente idéntica a la que utilizó el dictador italiano para cimentar el ideario del fascismo en los años treinta. En su intento por “renovarse”, la derecha mexicana terminó desempolvando un eslogan cargado de autoritarismo, conservadurismo y nostalgia por los viejos privilegios, mostrando que su “nueva era” es, en realidad, un regreso a su raíz más reaccionaria.
Lejos de representar una apertura, la supuesta “renovación” encabezada por Jorge Romero evidencia que el PAN ha optado por radicalizar su discurso y atrincherarse en símbolos de la extrema derecha internacional. “Dios, Patria y Familia” no es una frase inocente: es la consigna que justificó guerras, censura y persecución política en Europa y América Latina. El nuevo PAN no parece mirar al futuro, sino añorar los tiempos donde la moral y los privilegios dictaban la política. Una renovación que huele más a pasado que a esperanza.
El acto fue percibido como la evidencia de la decadencia de una oposición que carece de una verdadera renovación o autocrítica. La crítica concluye que el lanzamiento solo evidenció la permanencia de «los mismos de siempre,» personas a las que se atribuye el desmantelamiento de instituciones, el aumento de la desigualdad y la concentración de riqueza en el pasado reciente del país.