Por Andrés Vera Díaz
Una inexplicable diferencia patrimonial de 17 millones de pesos en las declaraciones del 2010 al 2016 -porque en este sentido no ha salido a «desmentir»-, es lo que ahora tiene en vilo al ex gobernador priista, Miguel Alonso Reyes.
Sobre los hombros del actual diputado federal con fuero pesan muchas acusaciones y entre las cuales ya no pudo soportar la última, correspondiente a la nómina educativa, pero… no le importaba mucho, sino hasta un momento en el que reprochó ser usado como cortina de humo, que él mismo legitimó con su «explicación».
La respuesta de Alonso ante los reproches de David Monreal sobre la fallida intentona o mejor dicho, omisión para federalizar la nómina magisterial, resaltó solamente en un hecho, que ésta se pagaba en tiempo, pero nunca pudo justificar el porqué tuvo que comprometer las finanzas estatales por medio de empréstitos hasta el 2034, según explicase el ex secretario de Finanzas, Ricardo Olivares.
Si bien, se pretextó que la reactivación del caso sirvió como rescoldo ante la crisis de salud y los actos resarcitorios que deberían devenir en sanciones administrativas y penales ante la cancelación del viaducto elevado, aviva de nueva cuenta un pasado que parecía estar en el baúl de los recuerdos y a salvo de la memoria colectiva.
El asunto no es menor, pues reconecta lo que la oposición pretendía ocultar con el estigma marcado y bajo el maquillaje de la denuncia actual. Naturalmente son las posiciones que cada quien juega, pero ante la obviedad, tampoco se puede enterrar al pasado porque ya fue. Eso en sí, es negar la naturaleza de la historia.
Esa historia, en la que indudablemente, David y Miguel formaron un pacto electoral en 2010 y del cuál tampoco puede desligarse, pues pese a la correlación entre las personalidades que han acompañado su formación o andar en administraciones, pretende endosar absolutamente todo a un origen único, intentando con tal esfuerzo en automático, hacer pasar al PAN como la única fuente libre de todo pecado. Insólito ante los pactos cernidos en la misma historia de la entidad y bajo cacicazgos como Chabelo Trejo que sostenían viejas costumbres. Al final, es el PRI y PAN los que han formalizado una alianza fáctica desde el año 2000 en todo el país; por eso resulta curioso que hablemos de las cuentas de David en el desastroso programa «Crédito Ganadero» , las parafernalias de Ricardo Monreal en la Cuauhtémoc -expuestos en este espacio-, pero no podamos revivir los temas de Alonso, ¿cuál pasado es el perentorio entonces?
Pero sea dicho, la realidad es contundente, las extrañas declaraciones patrimoniales de Alonso resaltan ante cualquier coyuntura. Además, los casos de la Casa Bellagio y el reportaje sobre el «ranchito» de Miguel con lago y capilla propia reafirma su opulencia y derroche, cuestiones que jamás pudo justificar, explicar o siquiera, un intento de «desmentimiento».
Ver: La opulencia de Miguel Alonso: las propiedades, el derroche y la opacidad
Las declaraciones patrimoniales hablan por sí solas, Los datos recabados por la SFP revelan una marcada incongruencia: durante la administración priista (2010-2016); los ingresos reportados por Alonso Reyes no concuerdan con el exponencial crecimiento de sus bienes. Al inicio de su mandato, el exgobernador declaró un patrimonio de 4 millones 284 mil pesos, una cifra que se disparó a 21 millones 409 mil pesos para el cierre de su sexenio en 2016.
Este considerable aumento patrimonial contrasta fuertemente con los ingresos anuales que, como mandatario, el propio Alonso Reyes reportó: entre 1.2 millones y 1.5 millones de pesos, según datos de la Función Pública. Esta disparidad es el eje central de la investigación, sugiriendo una acumulación de riqueza sin una justificación clara en sus ingresos declarados; y es que en tan solo dos años -los primeros de su sexenio-, pasó de tener un patrimonio de $4,258,775.00 pesos a $16,506,835.40, según las documentos oficiales expuestos a continuación.

Un incremento del 300% en tan sólo dos años y de no tener efectivo en cuentas bancarias en 2010, a más de 7 millones de pesos en 2012, con el salario de gobernador, es sencillamente escandaloso, algo que si en realidad no es gravoso, Alonso debería salir a emitir una declaración al respecto.
En la declaración de modificación presentada en el mes de mayo del 2011, del ejercicio 2010, reporta lo mismo, sin ningún cambio.
En la declaración de modificación presentada en mayo del 2012, del ejercicio fiscal 2011, reporta como monto total de bienes e ingresos la cantidad de $16.506.835.40.
En la declaración de modificación presentada en mayo del 2013, correspondiente al ejercicio fiscal 2012, reporta como monto total de bienes e ingresos la cantidad de $17.468.626.88 .
En la declaración de modificación presentada en mayo del 2014, correspondiente al ejercicio fiscal 2013, reporta Ia cantidad total de bienes ingresos de $18.594.505.28.
En la declaración de modificación presentada en mayo del 2015, correspondiente al ejercicio fiscal 2014, reporta la cantidad total de bienes ingresos $19.691.511.22.
En la declaración de modificación presentada en mayo del 2016, correspondiente al ejercicio fiscal 2015, reporta la cantidad total de bienes e ingresos $ 20.714.51 1.00.
En la declaración de conclusión presentada en noviembre del 2016. reporto la cantidad de total de bienes ingresos $21.402.868.64.
Declaraciones 2010 – 2016 Mar by Andrés Vera Díaz
«De lo anterior, podemos deducir que entre las cantidades inicial y final reportadas por Miguel Alonso Reyes, durante el tiempo de su mandato como Gobernador del Estado de Zacatecas, tuvo un incremento injustificado por un monto total de $ 17.151.093.64 (diecisiete millones ciento cincuenta y un mil noventa y tres pesos sesenta y cuatro centavos m.n», se lee en el cuerpo de la denuncia.
Pero, la disparidad más significativa corresponde a los dos primeros años del sexenio corrupto. Ese elemento es el que forma parte importante de la investigación para determinar de dónde salió.
Recordemos que sobre Alonso, también pesaron denuncias ante la Fiscalía General de la República por el presunto desvío de 300 millones de pesos a través de 24 empresas fantasmas; contratos millonarios al margen de la ley y sin transparentar a medios de comunicación y redes sociales; soborno en licitación de obras públicas, adquisición de bienes inmuebles; desvío de recursos públicos; compra de terrenos a través de prestanombres y expropiación indebida de predios.
Además, el conocido caso de la «florería» del hermano incómodo en la Fernando Villalpando y una empresa de materiales que «despachaba» en la avenida Jesús Reyes Heroles de la capital zacatecana, podrían estar en la entramada de supuestos moches que engordaron ese patrimonio aún, de manera inexplicable. Ese patrimonio que como ya fue, ya no tiene caso revivirlo como cortina de humo. Que cosas.
«Ya chole» dicen. Entonces, ¿ya chole con el Crédito Ganadero, ya chole con las empresas y amigos beneficiados en la Cuauhtémoc, ya chole con los funcionarios alonsistas, ya chole con todo pues.















