Por Andrés Vera Díaz
Las elecciones de ayer domingo en seis entidades del país mostraron nuevamente cómo la cultura política está alejada de una real transformación. Los acuerdos por debajo de la mesa, cochupos, traiciones y simulaciones son pare inherente de la conciencia colectiva en grupos de poder, que buscan más poder a pesar de tenerlo todo en términos materiales y adquisitivos.
Aguascalientes fue la expresión clásica de cómo la empatía con proyectos de metamorfosis de fondo no es más que una forma virtual de búsqueda y concentración del poder práctico para enquistar estructuras con fines segregacionales. Fue la vecina entidad, un laboratorio para el 2021 en Zacatecas y ante la derrota frente al panismo clásico, el mensaje no deja dudas en base a lo que aconteció.
Visos importantes de que grupos afines al monrealismo operaron en contra del candidato de Morena a la alcaldía de Aguascalientes Arturo Ávila por ser catapultado por corrientes contrarias, es una muestra inequívoca de que las diferencias incrustadas en la Cuarta Transformación no obedecen a las discrepancias naturales en la política, sino a mañas arraigadas en el inconsciente.
Con operadores de la Estafa Maestra que fueron a confundir la opinión y la forma informativa de medios hidrocálidos como Pedro de León, pasando por la propia hija de Ricardo, Catalina Monreal, Mauro Rosales y un grupo de varios zacatecanos que trabajaron en administraciones guadalupenses como en la Contraloría, fueron mandados a desbaratar las intenciones del candidato de Narro y Polevnsky.
Desde la elección de candidaturas, Ricardo y David comenzaron a operar una serie de nombres, impulsados desde varios frentes (como acostumbra la fórmula) para tratar de incidir en las claves como la capital hidrocálida. Luego de ser rebotados, desde el arribo del nuevo Presidente estatal, las cosas parecían darle muerte a las imputaciones monrealistas. Ya con el candidato definido tras el total respaldo de la lideresa nacional del partido y el Senador que mantiene secuestrada una minera, Ricardo se atrevió a condicionar el voto en un evento público y esa fue la primera manifestación de complot, de venganza contra sus opositores.
Desde 15 días previos a la elección, otro grupo de arribistas de la ciudad de Guanajuato (estado 100 por ciento panista), fueron comandados por Caty Monreal deshaciendo la estructura del candidato, con mensajes de “no vamos con Arturo, voten por quien quieran pero menos por él”, la idea esencial era chantajear a las bases para que en próximas elecciones, se alinearan bajo la promesa del reparto de candidaturas (que raro, si eso no lo hacen), pero para tal efecto, era necesario tano devastar el proceso electoral como los grupos afines con una doble intencionalidad, disminuir la bandera del también allegado a Polevnsky, el líder estatal Cuitláhuac García y desde la derrota, impulsar un presidente “que si dé resultados”. Bueno, es que Caty pretende ahora hacerse del control de Morena Aguascalientes porque simplemente en Zacatecas es repudiada por las bases. Recordemos que hace unos 20 días, Omar Carrera, incondicional a la familia, “filtró” sus intenciones de competir por Morena Zacatecas. La operación pinza entre las dos entidades busca por un lado, engolosinarse con el poder para definir candidaturas en base al apoyo tácito y por otro, hacerse de los recursos económicos del partido en el vecino estado.
Por su parte, Narro que prefirió operar tanto en Aguascalientes y en Puebla con sus lacayos como Pinedo (y que por lo tanto despreciaron una rueda de prensa de ejidatarios de Mazapil que nuevamente se les hizo bola el engrudo), no pudieron dar el ancho de la encomienda de la dirigencia nacional y exhiben debilidad operativa y política cuyo desastre ha dejado más en la indefensión a un tamaulipeco acostumbrado más a virtualizar su influencia que a demostrarla con hechos incuestionables. Una foto con Miguel Barbosa en Puebla quiso demostrar que fue parte esencial en el triunfo, pero quien en realidad dirimió la presunción de Ricardo para también imponerse ahí fue Yeidckol.
Aunque algunos han pretendido dar a conocer a ambos senadores tras ese acto donde Monreal metió en problemas a propósito al candidato hidrocálido como una muestra de unidad nombrando la alianza “Grupo Zacatecas”, la realidad es que los intereses de ambos son diametralmente opuestos pero con el mismo fin. Parece paradójico, pero no es así, Narro con su ambiciosa búsqueda de dinero bajo el pretexto de la protección ambiental, ha dejado de ser una opción para la clase empresarial – política en la entidad; y por otro lado, Ricardo enseña nuevamente, sí, nuevamente, que su único anhelo es construir las bases para ganar otra vez Zacatecas e irse perfilando para el 2024.