Por Ricardo Arteaga Anaya
Era el año 2014, el gobierno de Peña Nieto ya atravesaba una crisis de legitimidad y rechazo por parte del pueblo mexicano, había que hacer algo para disminuirlo, una reforma político electoral fue presentada y aprobada en el mismo año, trajo consigo diversos cambios en materia de fiscalización de partidos, más rigurosa con la finalidad de evitar financiamiento ilícito para los candidatos de los diversos partidos y al mismo tiempo poner topes de campaña que tenía por finalidad disminuir el gasto en los procesos electorales, cosa que no evitó el financiamiento de manera ilícita ni de recurso ilícito ni mucho menos el gasto excesivo en campañas, sin embargo, la ley estableció algunos cambios, entre ellos y uno de los más sobresalientes fue la reelección que dentro de la ley fue determinada como “elección consecutiva”, maquillar el nombre para evitar el descontento social, aún así fue en aquel año que se terminó con la famosa frase que durante años imprimió principios a la política mexicana: “sufragio efectivo no reelección”.
La justificación que brindaron los legisladores que estuvieron a favor, en su mayoría miembros de las bancadas que conformaban el pacto por México (PAN-PRI-PRD), fue que los periodos de representación en algunos cargos populares eran demasiado cortos para dar resultados a los electores, lo que terminó en dar la oportunidad para que un legislador federal ahora pueda permanecer en el cargo hasta por doce años, dos periodos consecutivos para senadores y hasta cuatro más para los diputados, para el caso de Zacatecas 6 años consecutivos para presidentes municipales y legisladores.
En la actualidad el debate de la reelección ha sido fuertemente criticada por legisladores y militantes de los mismos partidos que la impulsaron y defendieron, el objetivo es el de señalar que el Presidente tiene la intención de abrir la puerta para poder reelegirse en el 2024 por la propuesta de la revocación de mandato para que el pueblo mexicano pueda decidir a la mitad de su mandato continúa con el mismo o lo deja.
El debate no debe basarse en si abre la puerta para reelegirse, pues de ninguna forma la revocación de mandato se asemeja a la reelección, dos cuestiones muy distintas representan cada una de las acciones, con la primera se busca abrir la puerta para que los ciudadanos puedan decidir si están de acuerdo con un gobierno o no, con la segunda se abrió la puerta para que grupos políticos y personajes del mismo ámbito tengan la posibilidad de continuar en el poder independientemente de haber dado resultados a sus electores o no. La revocación abre la puerta para un cambio en el sistema democrático, permitiendo la posibilidad de pasar de un sistema presidencialista a uno parlamentario, pues con este último el poder legislativo tiene la facultad de nombrar un presidente interino en caso de que los ciudadanos decidan interrumpir cualquier mandato y llamar a elecciones extraordinarias.
El cambio político propuesto entre una reforma y otra son diferentes, en uno se le da poder a grupos políticos y en otro al pueblo mexicano, la promesa de campaña del ahora Presidente de la República de un cambio político, al menos en términos legales se está realizando, basta el paso del tiempo para que podamos ver los resultados en los hechos sociales y democráticos.
Por otro lado, vemos declaraciones desde el presidente de la república hasta fiscales en materia de delitos electorales que permiten a los ciudadanos ver que el cambio político va en serio y que quienes deseen cometer delitos electorales como la compra de voto, utilizar programas sociales con fines electorales, entre otros, serán sancionados sin importar si son cometidos por mismos miembros de morena.
Es cuestión de tiempo para que podamos ser testigos de si el cambio político va en serio, pues en los hechos ya lo somos de cómo algunos funcionarios faltan al compromiso con la cuarta transformación haciendo uso de programas sociales para promoverse electoralmente creyendo que la impunidad continuará siendo la bandera de un gobierno en el que confiaron millones. Los mexicanos confían en que el cambio político sea una realidad, hasta el momento vemos cómo el Presidente ha demostrado no deberse mas que al pueblo que lo eligió y que confía en sus acciones.