Por Ricardo Arteaga
Andrés Manuel ha sido señalado un sin fin de ocasiones por el cambio en cuanto a su postura de no realizar alianzas con quienes han sido señalados por diversas situaciones de corrupción, ese fue su discurso durante años hasta poco tiempo antes de dar comienzo el proceso electoral. Una vez comenzado dicho proceso en el que resultó electo, comenzó a realizar alianzas con diversos personajes que han sido señalados por diversos actos, la gran mayoría sin comprobarse y otros cuantos como perseguidos políticos, es el caso de Napoleón Gómez Urrutia, o con partidos cuya ideología política es completamente contraria y hasta cierto punto opuesta a la del proyecto que fundó Obrador hace algunos años.
Es así el proyecto que encabezó fue criticado por diversos medios y columnistas, lo que fortaleció al tabasqueño fue el gran respaldo social con el que contaba, la información que fluye rápidamente a través de las redes sociales y que contrarresta la guerra sucia de quienes buscaban restarle adeptos inventando o señalando que había pactado con la mafia del poder.
Actualmente ha presentado su gabinete, ninguno de ellos ha sido acusado o al menos se le ha demostrado algún acto de corrupción, situación que deberá permanecer de igual forma durante su administración, sin embargo, esto no lo libera de la feroz batalla que se presentará cuando tome las riendas del poder, hay funcionarios e incluso trabajadores de todos los gobiernos que han ostentado un cargo durante años, algunos de ellos honorables en el desempeño de su labor y muchos otros expertos en el arte de la corrupción, pues han sido tantos años los que la impunidad los ha tocado que descaradamente se aferrarán a continuar en el cargo.
Aquí comenzará el conflicto, no solamente para el presidente electo, también para quienes rendirán protesta como gobernadores, para quienes ya han tomado protesta como presidentes y que al llegar al cargo se encuentran con redes de corrupción impresionantes. El cambio político, económico y social no depende únicamente de cambiar de políticos, representantes populares o gobernantes, también comprende el cambio de todo un sistema que ha sido penetrado y absorbido por la corrupción, no solamente los funcionarios de primer nivel fueron los corruptos, también existen redes en todo el organigrama administrativo, no se puede esperar que quien resultó electo por un proyecto de nación y por la esperanza de miles de ciudadanos llegue y continúe gobernando con la misma planilla, hay que hacer cambios para evitar la continuidad de las mismas formas de operar la corrupción, hay que llegar y hacer cambios con personal que cuente con el mismo objetivo, el cambio para nuestros municipios, estados y para el país.
El cambio debe venir desde abajo, erradicando la corrupción que se presenta desde el cargo municipal hasta el Presidente de la República.