Por Ricardo Arteaga
Hace algunos años aún existían movimientos estudiantiles, aún había perfiles de jóvenes universitarios que se organizaban para manifestarse en contra de alguna decisión gubernamental o para oponerse a cualquier toma de decisiones realizada por las autoridades universitarias que afectaran al estudiantado, los consejos universitarios aún cumplían su función.
Desde que ingresé a la universidad en la Unidad Académica de Derecho, fui testigo de las campañas que se realizaban para buscar ganar consejos universitarios y los consejos de unidad, algunos postulantes aún con cierta ideología buscaban un bien para nuestra alma mater, otros buscaban ganar logrando organizar la mejor fiesta, brindando a los demás compañeros únicamente la propuesta de organizar las mejores bienvenidas y despedidas de ciclo escolar ¿adivinen quiénes resultaban electos?
Es así que comenzó una nueva era para nuestra universidad, los consejeros terminaron siendo candidatos de los directores y de los profesores universitarios, jóvenes sin ningún ideal representando solamente los intereses de quienes buscaban hacer de las suyas con nuestra universidad sin que los consejos cumplieran su función, resultan electos quienes logran convocar la mayor cantidad de universitarios a fiestas donde se regala la bebida y la comida, no es una actividad que sea mala, el problema es la intención y el impacto que tiene en nuestra universidad.
De esta forma nuestra comunidad universitaria fue cambiando de chip, la UAZ, solía ser aquella que arrojaba a los líderes sociales, a quienes terminaban en cargos de representación y quienes lograban frenar los excesos de nuestros gobernantes, las grandes marchas contra los aumentos del pasaje público terminaron, hace unos días se anunció que aumentaría un peso el transporte público, los universitarios son los más afectados, pues son quienes toman hasta cinco veces por día un transporte de estos para realizar sus diversas actividades, un peso parece no ser mucho pero a la semana resulta tener impacto en el bolsillo de la población, sobre todo para quienes hacen un esfuerzo para salir de sus comunidades y municipios para lograr culminar sus estudios. Callada, la comunidad universitaria decidió que dicho aumento no les afectaría.
Las próximas generaciones deben cambiar el chip, la participación en la vida interna de la universidad, en la toma de decisiones de la misma tiene un impacto hacia el exterior, los profesores deben volver a ser formadores de universitarios con convicción, ideales y convicción, si la universidad deja de ser la forjadura de grandes liderazgos, Zacatecas continuara siendo víctima de una clase política que haga de las suyas, que gobierne para unos cuantos y sin sentido político ni social.