Por Andrés Vera Díaz
Los rumores maquiavélicos de que José Luis Figueroa «El Cepillo» abandona Morena por la incomodidad en la que en verdad, se vio envuelto durante la última gira de Andrés Manuel López Obrador por Zacatecas no son una realidad.
Aunque el legislador tiene algunas cartas bajo la manga, como apoyar de facto a Rafael Flores (en dado caso) de que no alcance a cumplir su capricho soportado por Raymundo Cárdenas, de obtener la candidatura a gobernador por este partido, no abandonaría el capital político que sólo le alcanza para ser candidato a la alcaldía de Guadalupe.
Y es que según algunas encuestas, David Monreal aventaja por más de 20 puntos al propio Diputado Local, pero la soberbia de Figueroa no está fundamentada en la «Conciencia de clases» de Marx, su autor predilecto como lo señalara en entrevista para Megacable, sino en uno de los dueños mayoritarios del diario La Jornada, quien juega a la fragmentación de la preferencia electoral no sólo en Morena, sino con el propio Pedro de León, puesto que no le conviene que David sea gobernador. El convenio de su medio de comunicación, de más de un millón mensual que obtiene con el gobierno priista, se vería mermado significativamente y mantener un estilo de vida que nada tiene que ver con el pensamiento de izquierda política pues ser de izquierda significa (agrupar las posiciones políticas que tienen como punto central la defensa de la igualdad social.), podría ser una realidad, la austeridad como principio rector, a la fuerza en este caso.
Ahora, Andrés Manuel ha manifestado un pragmatismo evidente, en la última gira, prácticamente dio la unción al Senador, quien arropado por su hermano Ricardo, y algunos maletines llenos de… «convenios» para municipios, amarran el apoyo de algunas estructuras aunque la preferencia política de los alcaldes sea contraria, pues «the cash is still king» como diría un diálogo de la película «Revolver» con Jason Statham que trata precisamente sobre la corrupción de el ego.
Pero al mismo tiempo, Amlo baja del escenario a Saúl Monreal como prospecto para Fresnillo, «no todo se puede tener en la vida», debió ser la idea del líder de Morena, que en un intento práctico de conciliar intereses de los dos principales actores de su partido en Zacatecas, juega al sube y baja. Pero más baja que sube, confiado en esos «maletines» que atraen hasta panistas destacados y contradictoriamente, ahorca la unidad de David al señalar de forma rotunda que no habrá alianza con el PRD – PAN.
El primero actúa guiado por su conveniencia, mientras que el segundo favorece las acciones que según su presupuesto, dejarían resultados satisfactorios, pues Amlo espera que Zacatecas sea el primer Estado gobernado por Morena.
Y aquí entra la forma pura del pragmatismo, la discusión sobre si un gobernante debe actuar ceñido a principios y valores, o buscando la efectividad de sus acciones, ha sido eterna y una de las más relevantes en términos de la moral y la política. En un país como éste, con una tendencia tan acentuada a valorar las acciones por sus efectos prácticos, independientemente de los medios que se utilicen para conseguirlos, éste debería ser uno de los temas angulares de la discusión pública.
El lado oscuro de Morena entonces, se basa en la intencionalidad de obtener no en base a la sustancia, sino a la forma, nada veo diferente a otros partidos como pregona López Obrador. El gran dilema de los gobernantes o aspirantes a serlo es escoger entre sus ideales y las soluciones prácticas que las circunstancias del momento reclaman, porque generalmente, y esa es la tragedia de la política, los dos tipos de soluciones pugnan entre sí; caso de Figueroa y David claramente.
Por eso los políticos tienden a incumplir sus promesas y a traicionar sus ideales, a seguir la opinión aceptada más que a guiar por el camino correcto. Pocos tienen el liderazgo para arriesgarse a convencer a sus conciudadanos de recorrer el camino largo, sembrado de sacrificios e incógnitas, que requieren las mejores soluciones a los problemas. Pero los más exitosos ejercen un liderazgo pragmático, combinando una visión creíble e inspiradora que impulse a los ciudadanos a intentar soluciones conseguibles, con un manejo flexible que regule la tensión creativa que requieren los grandes esfuerzos, para que ésta no se haga intolerable, por tal motivo, ambos estuvieron presentes en la gira de Amlo, es la máscara de la cordialidad.
A final de cuentas, debe ser la propia militancia quien decida, aunque debe ser bajo la nota distintiva del pensamiento político con la solidez discursiva volcada en la capacidad de persuasión, la coherencia intelectual y la convicción moral para movilizar el compromiso partidista que a fin de cuentas, se vería expresada en un gobierno abierto. ¿Algunos de los dos cuenta con estos atributos?.